sábado, 20 de noviembre de 2010

51.




Hoy recordé la habitación en la que viví cinco amaneceres llenos de emociones y sensaciones a flor de piel. Hoy recordé aquel armario que escondía ilusiones y lamentos y que al igual que tu colchón fue cómplice de nuestra locura (nuestro amor, lo solíamos llamar). Hoy recordé el calendario de tu pared que albergaba mi nombre escrito en cada uno de esos cinco días, y recordé esa ventana que me arropaba en cada cigarrillo por el que me castigabas sin besos (diez segundos).


Fuimos el binomio perfecto durante esos dulces días soleados de julio. Incluso el sol de la playa nos castigaba, envidioso, porque la luna no lo hacía tan feliz como lo fuimos nosotros. He recordado cada acera que crucé de tu mano y cada autobús a la felicidad que tomé; cada euro que invertí y cada pena que gané. Recordé la condena que tuve que cumplir por enamorarme de lo incorrecto, lo prohibido, lo imposible. Reviví el dolor más sincero de mi vida. Saboreé cada gota de vodka, de nuevo. Recordé la promesa de olvidarte, y (más tarde) la de odiarte, recordando también que incumplí ambas.


Recuerdo que en mi empeño por hacer todo lo que no te gustaba que hiciese, fumé… fumé hasta que mis pulmones amenazaban con abandonarme, y saboreé ciento tres cafés diarios, hasta ver espirales de color rojo que me invitaban a secarme las lágrimas y salir corriendo. Y me sentí absurda, como nunca antes; me sentí desamparada, vacía, engañada.
Y aun así, no he conseguido odiarte ni un poquito en todo este tiempo. No he conseguido desearte nada más que felicidad. No he conseguido siquiera que me seas indiferente.

*Eso sí, he conseguido dejar de fumar.

9 comentarios:

  1. Me encanto! en serio, que lindo como lo escribiste!
    esta bueno es de dejar de fumar!
    Besos

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  2. No lo sé, loco. No estoy segura. No estoy segura de nada. NI de cuanto va a durar. Mis musas me abandonaron hace tiempo. :(

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  3. Los sentimientos nunca fueron una elección, a pesar de lo mucho que intentamos controlarlos, suprimirlos, aumentarlos... Jamás estuvo en nuestras manos.
    Las musas siempre están ahí con luz parpadeante. Sólo hace falta estar atento, captar la luz y plasmarla, y como tú bien sabes hacer.
    Un beso!

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  4. ¡ui, es que eso de odiar está muy feo, eh, por mucho que se lo merezca!



    pd: te dejo un
    trocito de pastel
    de pera

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  5. Me ha gustado mucho, en serio. LAs metáforas y las comparaciones son fantásticas y el final es sorpresivo e impactante.

    Besos de neón.

    Está invitada: http://leanansidhe-blackroses.blogspot.com/

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  6. Hola. Por esos azares del mundo cibernético encontré tu blog y cómo suele pasar; aveces, lo que llega mediante el azar parece ser una gratísima sorpresa que da gusto haber encontrado.
    Espero que regreses pronto!!!!

    Saludos

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  7. Mi habitación era la 333.
    El día que me fui la luz era blanca, y empezó a llover.
    No he vuelto a esa ciudad.

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