martes, 19 de enero de 2010

Sonrisas bipolares.




Cuando todo se derrumba, miro al frente, y ahí estás tú, como un destello en mi oscuridad, un destello de esa felicidad que le robo al tiempo cada amanecer. Eres mi aire, mi oxígeno, mi vía de escape y mi descanso. Adormeces al dolor, reverberas mi alma, mantienes despierto a mi espíritu. Mantienes unidas las estrellas de mi firmamento, que ya es tuyo y ya es nuestro. Escribes en el cuaderno de mi vida palabras felices, palabras que alimentan mi ser y desatan sonrisas bipolares y caricias furtivas debajo de cualquier mantel de restaurante chino con aroma a celebración fingida. Abrigas mi corazón y yo ya no quiero pasar frío.



*Te invito a un café en mi jardín del Edén, las manzanas te esperan ansiosas por hacer lo incorrecto. Y yo… yo deseo morder cada una de ellas, amarrarme a tu cintura y seguir siendo okupas de corazones ajenos por mucho tiempo.

lunes, 11 de enero de 2010

Inmóvil.

Como en nuestra última fotografía, me encuentro inmóvil, parada en un momento del tiempo que quisiera borrar para siempre; el momento en el que todo se derrumba y entre mis escombros busco una salida que sé que no encontraré. En cambio, cada diez centímetros sí encuentro un recuerdo que engendra una lágrima, o una sonrisa, que enciende mi esperanza, esa que intento apagar en cuerpo y alma. Y tú no estás.

Me pregunto si tú vida también se habrá derrumbado, si estarás enterrado entre escombros como yo, o si has conseguido el hormigón necesario para evitar el desastre. Siempre deseé que fueras feliz. Durante el tiempo que me regalaste solo vivía para conseguirlo. Era mi objetivo prioritario. Mi motor eras tú. Pero todo se hace viejo, y nuestra historia enfermó irremediablemente. Y ninguno de los dos intentó sanarla.


Y como ves, sigo aquí, en nuestro lugar, inmóvil, como el banco de piedra que envolvió nuestro primer beso, como la cama vacía sin nuestros cuerpos, como el reloj que contaba nuestras horas, como mi vida, como mis sonrisas, como nuestra última fotografía. Como .