lunes, 25 de mayo de 2009

Efímera felicidad.

Semana de bajadas vertigionsas y subidas lentas y escasas. Tú, y tu ausencia. Tú y tu extraña forma de comportarte. Yo, yo y mi empeño en ponerme siempre en lo peor, yo y mi facilidad para…esto.¿Para qué? La lluvia, lo invade todo. Lleva invadiendolo todo tres largas semanas, sin duda, de las más felices. Y es que hasta el humo de mi cigarro me huele a ti… Había olvidado lo eterno que podía llegar a hacerse un día separada de la persona con la que quieres estar… Había olvidado que alguien podía estar más tiempo en tu cabeza que cualquiera de las cosas que te rodean en el día a día. Había olvidado cómo era sentir auténtico miedo de perder a alguien. He recordado lo que es tener mucho que perder y lo rápido que pasa el tiempo en ciertos momentos. He recordado que la felicidad existe, de manera efímera, pero existe, aunque nunca deshaga las maletas para quedarse demasiado tiempo, aunque siempre te de una de cal y otra de arena… aunque pueda hacerte llorar en la misma medida que te hace sonreir… existe. Hoy vuelvo a sentir que sólo una persona puede hacerme sentir esa felicidad pero también que es, quien en mucho tiempo, ha podido hacer que caiga, que caiga sin remedio, y siento que cada hora que convivo con su ausencia es más duro el camino, que son más fuertes las caídas y más díficiles las remontadas.


- Por respirar, por confíar de nuevo y volver a creer.

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